Mi nombre es María del Carmen y voy a contar la historia de mi hijo Bryan y su vida con la diabetes y el Autismo. Para cuando mi hijo debutó con diabetes tipo1, yo ya había tenido algunos años de experiencia con esto, ya que a mi hija menor que se llama Samantha, le diagnosticaron diabetes tipo1, el 12 de mayo del 2001.
A mi hijo mayor le diagnosticaron diabetes cuando él tenía 12 años, pero aunque ya tenía experiencia con la diabetes, en ese momento se venía algo nuevo, ya que a él le habían diagnosticado autismo años atrás. Me dolía el hecho que mi hijo que tenía autismo también tuviera diabetes tipo1, porque ya sabía todo lo que venía.
Controles, exámenes, la insulina, todo fue traumático ya que él es delicado. El no acepta muy bien todas las cosas, así que era tratar de aceptar por mi parte todas las cosas y que él acepte todo lo que estaba pasando. Además, tenía que tratar que me hablara de lo que le pasaba, y eso en él es muy difícil ya que no habla mucho aunque si es muy hiperactivo pero con la diabetes en su momento se sentía muy débil y al no poder hacer lo que siempre hacía se deprimía.
Era tan doloroso verlo sentado en la casa, porque además que no era el niño inquieto e hiperactivo, en lo poco que hablaba preguntaba por qué a mí y lo repetía siempre. Para inyectarlo era otro caos, al igual que los consultorios y doctores.
Tuve suerte de vivir en una casa familiar, donde tenía el apoyo de todos. El mayor apoyo que tuve fue mi hija, ella al ponerse sus dosis lo hacía cerca de su hermano y le enseñaba. La alimentación casi no fue un problema ya que con Samantha ya estábamos acostumbrados a una alimentación sana.
Yo no quería ingresarlo en un hospital, la razón era que yo sabía lo que podía pasar y preferí no ingresarlo. Me apoyé en la FUNDACIÓN APRENDIENDO A VIVIR CON DIABETES y lo que ya conocía de la diabetes por Samantha. Han existido experiencias de bajas que lo hemos tenido que ingresar al hospital pero no ha pasado a mayores.
Es una experiencia totalmente distinta, debido a su condición de autismo no se integra con otros niños, es más unos años atrás un médico me dijo que él iba a desarrollar esquizofrenia, yo creía que no pero el año pasado pudimos comprobar que sí. Por esa razón lo hemos vuelto a poner con un psicólogo. Debido a esto no se puede integrar completamente a la Fundación y creo que es mejor respetar su mundo, él se encuentra en un grupo donde hay personas capacitadas para manejar chicos con esa condición, sin embargo Fuvida ha sido una gran ayuda para mi así como con Samantha enfrentar lo de Bryan con las madres lideres que siempre están ahí, a sido mas fácil llevarlo.
Maria Soledispa Madre líder de Fuvida
Maria Soledispa, madre de dos jóvenes con diabetes tipo1, abandonó sus estudios cuando su hija fué diagnosticada con diabetes y su hijo mayor con autismo, cuando aprendió y se educó en diabetes sintió mas tranquilidad y seguridad, sobre la estabilidad de Samantha y el cuidado de Bryan. Soledispa volvió a trabajar, pues es padre y madre, y regresó al terminar el colegio, es voluntaria de Fuvida, se desarrolla como secretaria y ahora sigue una carrera universitaria de Sociología, a pesar de encontrarse en este trance, María recuperó su vida con la educación en diabetes recibida.