La diabetes tocó mis puertas en 1993, cuando a mi hija Andrea le diagnosticaron diabetes tipo 1 a sus dos años de edad. No puedo negar que el diagnóstico de una enfermedad incurable al inicio es desvastador, incierto, abrasante y atormentante.
Muchas interrogantes invadieron mi vida familiar. Es natural sentir impotencia, tristeza, frustración y llenarse de incertidumbres y preguntas. Estas mismas preguntas muchas veces son respondidas por las personas menos indicadas, que te llenan de un futuro colmado de angustia, ansiedad e intranquilidad. Pero, ¿qué es lo correcto hacer? Es muy importante buscar a profesionales y grupos de apoyo que te ayuden a enfrentar el proceso delicado de una nueva condición de salud y vida.
La diabetes por ser desencadenante necesita de un equipo multidisciplinario que te permita ir de la mano contigo, ayudándote en el constante cambio sistémico, emocional y terapéutico para mantener el mejor control posible. Este equipo debe ser conformado por un endócrino pediatra, una nutricionista, un psicólogo y un educador en diabetes.
Con el tiempo comprendí que la diabetes no te condiciona, sino que tú condicionas la diabetes, tú decides cómo vivir y cómo enfrentarla. Entendí que es una estancia de 24 horas al día y de compromiso familiar. Aprendí que no basta con solo dosis fijas al día y por largos periodos de tiempo, aprendí a hacer ecuaciones matemáticas al monitorear glucosas de 4 a 7 veces día y a inyectar insulina de 3 a 4 veces al día. Aprendí que todo depende de la glucosa que tengas y lo que vas a comer para aplicar la dosis correcta para las próximas 3 o 6 horas.
Tuve que aprender a ejercer rol de enfermera, médico y laboratorista, chequeando cetonas en casa después de 3 glucosas altas, a manejar hipoglucemias leves, moderadas y severas, usando glucagón (hormona) que eleva la glucosa en minutos, también aprendí a identificar los carbohidratos simples y complejos y saber cómo usarlos.
Con los años aprendí que, para vivir con diabetes, es vital una educación constante llena de un aprendizaje continuo. En resumen, la vida me ha enseñado que la diabetes es EDUCACIÓN, TRATAMIENTOS Y CUIDADOS DIARIOS. Creo firmemente que es muy similar a un juego de ajedrez, donde cada día se mueve una pieza, y TÚ debes mover la otra.
La diabetes ha traído bienestar y satisfacción personal a mi vida, me da gusto tener una guerrera en casa y que gracias a Dios y a Andrea, he transmitido mi experiencia y profesionalismo como educadora en diabetes a cientos de familias.
Crear FUVIDA ha sido mi mayor triunfo y mi mejor experiencia, brindando un acompañamiento emocional y técnico, siendo el motor de muchas familias, proporcionando esperanzas y seguridad, motivándoles cada día a seguir adelante, y luchando por un tratamiento digno, complementario y justo por parte de organismos estatales.
ANDREA, mi motor.
FUVIDA, mi pasión.
AUMENTAR LA CALIDAD DE VIDA, mi Misión
Aracely Basurto Calderón
Q. Farmaceutica / Educadora en Diabetes
Presidente – Fundadora de Fuvida