Hoy estamos de fiesta y disfrutamos del mejor y más preciado regalo: la vida de nuestros hijos, maravillosos y valientes guerreros.
Cada día es un bendición y una oportunidad para estar agradecidas.
Su fuerza y perseverancia nos inspiran, su amor nos nutre y su valentía nos motiva.
Ser madres guerreras nos hizo cambiar, crecer y aprender para cuidarlos bien.
Descubrimos que no estamos solas. Que muchas compartimos esta meta común.
Ahora somos luchadoras, solidarias, resilientes. El miedo quedó atrás y juntas somos más fuertes.
Hoy estamos de fiesta. Sabemos que todo el esfuerzo vale la pena.
Celebramos la vida y también conservamos la esperanza de que un día, nuestro mejor regalo será que la curación para nuestros hijos, finalmente exista.
Ximena Vaca